jueves, 11 de junio de 2015

Primeros kilometros por Malasia

8/06/2015.
Ultimos 30 km por tailandia disfrutando del paisaje y haciendo un balance. Sin duda la salida del pais , paisajisticamente hablando me ha resultado muchísimo más placentera que la entrada desde Laos por el sur. 

Llego a la frontera en lo que parece un puerto de montaña, sudando la gota gorda. El trámite es de los más sencillos que he hecho hasta ahora.

Cruzando fronteras...

 En la parte Malaya la cosa no cambia y con una agradable sonrisa y después de decirme que el Barcelona ha ganado ayer, me dice wellcome to Malaysia tiene usted 90 días d estancia gratuita. Ya podrían ser así todas las fronteras...
Recorro los primeros kms por un paisaje impresionante. Verde por todos lados, me siento como en medio de la selva. A los pocos km y como ya me habían avisado me encuentro con un puerto de unos 6 km que se me atraganta, me hace bajarme de la bici y por supuesto sudar todo el agua que tiene mi cuerpo.
Pero como después de toda subida siempre , o casi siempre, hay una bajada, esta vez me toca disfrutar de la mía.
 Bajo el puerto' llego al valle y pedaleo por campos de arroz. Tienen un color espectacular ya que a pesar de que la época de lluvias ya pasó, sigue lloviendo de vez en cuando, lo que hace que el verde tenga una intensidad increíble.


Me encuentro todo tipo de animalitos por la carretera...


Y lugareños que se quieren retratar con el loco de la bicicleta...



Decido que ya es hora de darle al estómago algo para que se entretenga. Paro en un puesto de la carretera a comer. Dialogo con una familia y cuando voy a pagar me dicen que me invitan. Sigo mi camino, me paro a preguntar la dirección a unos militares y me resultan tan simpaticos que me quedo un rato halando con ellos.
Me encuentro con un país en el que muchísima gente habla ingles, gracias a que fue colonia Inglesa. Creo que esto va a ayudarme a disfrutar más de los locales.
Llevo viendo unos 3 o 4 veces a la orilla de la carretera grupos de gente celebrando algo. Supongo que son bodas pero la curiosidad me hace pararme en una.
Efectivamente es una boda y antes de detener por completo la bici, ya me están diciendo q entre en la carpa.
El del megáfono anuncia mi llegada, me dan a probar de todo, que aunque no es un festín como el que estamos mal acostumbrados nosotros, tengo la oportunidad de degustar unos cuantos platos típicos de la zona.

 Ya con el estomago lleno y tras haber hablado con mas de 20 personas me despido de ellos con el del megáfono de fondo anunciando esta vez mi partida.
Doy 3 pedaladas y oigo una voz, me giro y veo al padre del novio apresurado hacia mi con un obsequio típico de la boda.


No puedo más que aceptarlo y emprender nuevamente la marcha en busca de un lugar para dormir.
Cambio de país y cambio de escenario. Voy a intentar pedir asilo en una mezquita.




Pregunto y me dicen que le tienen que pedir permiso al imán. Cuando llega me dice que puedo dormir en una zona. En un principio tengo una sensación rara, como que algunos no aceptan que no sea musulmán. Pero van llegando unos y otros y al final ya me siento más cómodo.
Me hablan mucho del Islam y del Corán, me dan incluso de cenar. Muy buena gente.
Son las 22 y ya estoy pensando irme a dormir cuando viene uno de ellos a decirme que van a tomar algo, a ver si me apunto.
La ventaja de esta gente es que al no beber alcohol no se van a liar tomando la ultima, así que acepto la invitación y me voy con ellos a un bar cercano a tomar una leche con azúcar y hielo. Como la habría cambiado por una cerveza bien fria!!!!
Como con la leche no nos hemos venido arriba, en media hora estamos de vuelta en la mezquita.

 Al día siguiente, como siempre a las 5:30 arriba. Empiezo a recoger todo pero me doy cuenta que no amanece como de costumbre. Claro, no he tenido en cuenta el cambio de hora y por lo tanto hasta dentro de una hora no amanecerá.
 Me lo tomo con mucha más calma que de costumbre y cuando estoy prácticamente listo uno de los hombre mayores me dice si me voy con ellos a desayunar. Un grupo de unos 6 incluido el imán de la mezquita. 
Es un poco su realista verme a mí con mis pintas de ciclista de poco presupuesto con un grupo de hombre de mas de 60 años
Me invitan a probar el café local, arroz con una salsa muy picante que a estas horas me cuesta tragar y unos cuantos dulces locales.

Desayuno con la cúpula


Volvemos del desayuno y me despido. 


101 km otra vez. Mi propósito era hacer 100 y lo he clavado. Entro en una mezquita, pregunto amablemente pero me dicen que a un homestay, continuo unos km y pruebo suerte con un colegio. Esta vez ha habido más suerte.
Al día siguiente me toca jornada ligera, unos 50 kilómetros hasta llegar a Penang, donde me esperan Xabier, Celine y Nalyla, una pareja de Suizos y su niña de 2 años.
Llevan cinco años viajando en bici y dos con Nayla, su hija. Dejaron sus trabajos y decidieron convertirse en nómadas modernos como se denominan ellos. 
Ahora se encuentran en Penang durante unos meses escribiendo un libro sobre su vida en la carretera.
Penang es una isla al noroeste de Malasia, conocida por ser uno de los lugares del mundo con más diversidad de culturas. Aquí conviven malayos( musulmanes), indios y chinos entre otros. 
Y entrar en un mercado supone ver en un puesto a una musulmana vendiendo a una china, una india vendiendo a una musulmana...




Vas andando por la calle y de repente sientes que estas en la India, con la musica, restaurantes, tiendas etc... solo faltan la vacas merodeando..
Cruzas unas calles y buuualaaaa esta en China y giras a la izquierda y te encuentras una mezquita con una mujer vestida con el burca completamente tapada.
Por supuesto esto hace que la gastronomía aquí esa un plato fuerte.
Me paso unos días recorriendo la isla, desayunando samosas en un indio, seguido de unos noodles en un chino y de postre elijo los dulces malayos..

Disfruto de la ciudad donde el arte esta en la calle...












Cualquier lugar es bueno para la siesta

Y sigo vagaMundeando....


Hasta llegar a la playa y descubrir que a todos nos gusta la arena, cada uno en su estilo...



Eso si, cuando llama el Imán, toca volver a casa...


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