Un largo, larguísimo viaje en autobús local destartalado durante más de 12 horas nos lleva desde Rishikech hasta Dharamsala parando cada 3-4 horas en básicos pero a la vez entretenidos comedores locales. Unas veces son restaurantes donde a un ritmo frenético sirven thalis y otras comidas locales y en otras muchas ocasiones son simples casetas de madera o chapa donde su plato fuerte o mejor dicho, su único plato es un delicioso chai ( té con leche) y si tienes suerte unas galletas rancias que probablemente compraron hace una semana y donde el polvo se ha depositado encima a modo de azúcar glass.
Para los que nunca han viajado por estos países, decir autobús destartalado probablemente no se hagan una idea de lo que es. Trataré de explicarlo.
En la India el modo de transporte por excelencia es el tren pero cuando este no lo tenemos disponible recurriremos al autobús. Existen los buses privados, donde a pesar de estar la gran mayoría en un estado digamos que obsoleto ( lo que vendría a ser un autobús de 4 mano en España)podríamos decir que aquí es un lujo que no todos se pueden permitir y luego tenemos los autobuses del gobierno.
Estos son mis preferidos. Tenemos normales, semi delux y delux, uuuaaauuuu!!!!!!
Es en estos donde la palabra completo no existe, ni tampoco I.T.V. donde la aventura y la incomodidad están garantizadas. Asientos, si tienes la suerte de coger uno, que se desmontan, frenos que chirrían incluso sin pisarlos, ventanas atascadas que coinciden abiertas cuando hace frío y cerradas cuando hace calor. En algunas ocasiones al viajecito se suma alguna gallina o cabra que estas sí, sin rechistar hacen de su viaje el comienzo a una nueva vida.
La limpieza brilla por su ausencia y el aire acondicionado por supuesto es una utopía. Si te toca el delux, has tenido suerte, quizá tu asiento se recline un poquito, claro si te lo permite el hindú del asiento de atrás que seguramente viaje con una graaaan caja en sus pies que no te lo permita. Si por otro lado, te ha tocado el normal, pues apechugar y aguanta tu viaje que seguro no bajara de 10 horas con la espalda recta como una vela. A todo esto hay que sumar que tanto si tu viaje dura 5 simples horas o 20 largas horas, sólo veras un conductor, comerse el trayecto kilometro a kilometro curva tras curva, a toda velocidad haciendo adelantamientos donde a un loco conductor europeo ni se le pasaría por la cabeza, en dobles, triples y cuádruples adelantamientos a golpe de pitidos y volantazos de ultimo milisegundo siguiendo la ley del más fuerte o más grande o diría yo más loco.
Alguno dirá: que tiene de bueno viajar en estos buses???
Pues a parte de vivir la autentica y verdadera India, la cartera sale muy bien parada. Por unas 300 rupias (4€) te haces un viajecito de 12 horas. Si lo pensáis un poquito, cuanto cuesta una barraca en las fiestas de Vitoria, y tan sólo te tienen un par de minutos.
Hablando en serio, si aprecias tu vida, trata de utilizar esta vía como ultimo recurso y menos de noche( este es el consejo que varios viajeros me han dicho).
Y después del gran viaje llegamos a Daramshala, nos tomamos otro té, ya no se si es el vigésimo tercero, y negociamos un taxi para que nos lleve a Mcleod ganj, pueblecito en las montañas con un fuerte ambiente budista y donde hace un montón de años el Dalai Lama lo tuvo que convertir en su residencia en el exilio, ya que los chinos los echaron del Tibet a patadas.
Cuando el decimocuarto dalai lama, Tenzin Gyatso, abandonó el Tíbet, el entonces gobierno Indio autorizó a él y sus seguidores establecer un Gobierno tibetano en el exilio en Dharamsala en 1960. A continuación, varios millares de refugiados tibetanos se establecieron en la ciudad. La mayor parte de ellos residen en la parte alta de Dharamsala, donde han establecido monasterios, templos y escuelas. La ciudad es en ocasiones llamada el « pequeño Lhasa », en referencia a la capital tibetana.
Hemos pasado de un ambiente completamente hinduista a otro completamente budista. Aquí hay monjes por todas partes, los ves rezando, en restaurantes compartiendo mesa con otros turistas, comiéndose un helado tranquilamente, hablando por teléfono con móviles del tamaño de mi tablet y zapatillas imitación adidas ultimo modelo.
Nos alojamos en Dharamkot, a tan solo 2Km de Mc leodganj, lugar muy tranquilo entre las montañas y donde el pitido de los coches no llega ya que aquí no hay carretera. Lo que hace unos pocos años eran cuatro casitas perdidas, ahora se ha convertido en un entremado de senderos y caminitos con casas, hostels tiendas y restaurantes mezclados entre laderas empinadas con mucha vegetación y buen ambiente.
También te encuentras bares-restaurantes tipo Chill out con una edificación muy básica pero muy agradable y donde por la noche se hacen conciertos muchos de ellos improvisados entre músicos locales y viajeros con un talento que te hacen quitarte el sombrero.
Durante el día los viajeros pasan el tiempo haciendo algún pequeño trecking por la zona, visitando alguna cascada, en algún restaurante, haciendo talleres de aeroyoga o tallas de madera, macramé, reiki, o infinidad de posibilidades que se te ofrecen.
Pasados unos días, visitando cascadas y disfrutando del entorno, y tras otra noche de bus, nos plantamos en Manali.
En vez de quedarnos en la new Manali, vamos a Vashist, otro pequeño pueblo rodeado de montañas, cascadas y un agradable templo con aguas termales incluidas.
Esta zona además de ser conocida por sus montañas, también atrae a muchos turistas en busca de porros. Aquí sale la marihuana por todos lados, todas las cunetas están repletas y te ofrecen a todas horas.
Recorremos en moto el valle y aldeas de la zona, disfrutamos de los baños termales cada mañana.
Pero como el monzón sigue pisándonos los talones decidimos poner rumbo a Leh, donde se supone que nunca llueve y el calor no es tan asfixiante.
Nos espera otro viaje de 17 horas por la que denominan la segunda carretera de alta montaña más peligros del mundo, con varios pasos de montaña y uno de los paisajes más espectaculares de la India...
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