jueves, 11 de junio de 2015

Despidiendome de Tailandia

6/06/2015 Últimos kilómetros de Tailandia.


6:30Am,  dando los primeros pedales. Otro día que continuo por una carretera perfecta para ciclar y es que el recorrido desde Krabi hacia el sur es un continuo parque natural.


Comenzar el día con esta imagen durante kilómetros y kilómetros no tiene precio...
Mujer trabajando con el caucho que sacan de los arboles, el negocio de la zona. Se partia de risa cuando le decía si era leche.


Arboles de caucho



Paro a los pocos kms a desayunar. Paso un rato intentando comunicarme con el dueño y los dos personajillos que están también desayunando. Cuando voy a pagar me dice que free... siguen sorprendiéndose al verme y sobre todo cuando les digo de donde vengo y hacia donde voy. Me gustaría poder leer en ese momento su mente.

A la hora de empezar a andar llego a un pueblo y me encuentro con el mercado. No puedo resistirme a la tentación de pararme y es que en los mercados de todo el mundo es donde se desarrolla la vida, donde los chascarrillos corretean de puesto en puesto y aunque por supuesto yo no me entere de nada, esas cosas se perciben.
Paso un buen rato intentando comprar una brocheta que no sea de carne. Entre risas por mis gestos, se va uniendo la gente al circulo. Siempre llega el listo. Ese que no tiene ni idea de inglés pero que llega con el semblante de que te va a salvar de esa situación. Cuando se te encara y le preguntas: Do you speak english? El te contesta en un ingles perfecto: YES!!
Entonces tu tienes dos opciones. Primera: pensar que al fin te vas a hacer entender gracias a este buen hombre. Y la segunda: el listillo del pueblo ha llegado.
Normalmente me suelo decantar por la segunda y tengo que reconocer que pocas veces me confundo.
Continuemos en el mercado. 
Me compro la brocheta, que al final resulta ser de tofu, me compro medio kilo de plátanos, un yogurt y me siento a disfrutar de mi segundo desayuno a la vez que observo el devenir del mercado.
Ya con la panza más que llena, me lanzo nuevamente a la carretera. Pedaleo en un constante sube y baja hasta que considero que es la hora del almuerzo.
Ya con 90kms en las piernas decido que por hoy es suficiente. Llego a Khuan Don, una pequeña ciudad a 30km de la frontera con Malasia, y me encuentro con una estación de bomberos. Entro a pedir asilo político y aceptan gustosamente.



Tras un rato de yoga, hacer la colada y una ducha, me voy a dar una vuelta por el pueblo.
Mañana dejaré atrás Tailandia después de más de 4 meses en total. El país que te lo pone todo fácil, donde el paladar más exigente puede encontrar su hueco, donde el transporte es eficiente, bueno y barato. Donde el auto stop es tan sencillo como encontrar en España un bar que te pongan tortilla de patatas...uummm no se porque me habrá venido esto a la cabeza... y el país de las sonrisas. Voy a echar de menos el constante Hellouuuuu youuuu!!! 
Pero me espera otra frontera, otro país, otra cultura y cientos de kilómetros por delante. 


Good bye Thailand!!! 


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