Yangon 19/11/2014
Creo que antes de visitar un país siempre es interesante leer un poco sobre su historia y las gentes que lo habitan.
El caso de Burma o Myanmar es especialmente interesante y se hace totalmente necesario informarse antes de entrar a conocer un país cuya realidad opresiva e impactante es directamente proporcional al carácter bueno y hospitalario de sus gentes.
En un lenguaje coloquial podríamos decir que los burmeses no han tenido nada de suerte a lo largo de su historia.
Al principio fueron clanes y reyes antiguos los que vertieron sangre de inocentes en guerras internas o expansionistas. Nada que no viéramos en Europa en la Edad Media. Lo malo es que llega el siglo XX y los ingleses campan a sus anchas con sus métodos imperialistas, después los japoneses los esclavizan y explotan durante la Segunda Guerra Mundial sólo para que los ingleses los liberen y aguanten unos años más en el poder.
En la actualidad -y van ya largas décadas- existe un Gobierno -dictadura- militar enmascarado. Fue militar hasta hace algunos años, con sus uniformes y todo. Lo que pasa es que la gente quería alguna forma de democracia, hubo algunas revueltas y se anunciaron elecciones. Aung San Suu Kyi se presentó y ganó por mayoría abrumadora.
Los militares cogieron la salida más fácil. Se mete a esta mujer en la cárcel, se convocan nuevas elecciones y algunos militares se cambian los trajes de medallas por una camisa y vaqueros -o la falda burmesa, mejor- y se presentan como demócratas de pro.
La gente va a votar casi a punta de pistola sin mucha elección. El slogan era muy sencillo “O me votas o te dejo frito y te tiro la casa abajo. No necesariamente en ese orden”. Aun así tienen que trucar el recuento de votos para ganar. Pero ganan.
En un país de 55 millones de personas uno se pregunta cómo estas cosas pueden llegar a pasar sin que haya un levantamiento general. Sin embargo, una vez viajas por el país, hablas con la gente y tratas con ellos, puedes empezar a entender las cosas.
En Burma no son muchos los que consiguen llevar a sus hijos al colegio y universidades. De hecho, estas últimas han sido desplazadas a kilómetros fuera de las ciudades como consecuencia de las revueltas que fueron originadas en el ámbito intelectual en el 2007. Un pueblo inculto o analfabeto siempre será más fácil de manejar para unos líderes sin escrúpulos que utilizan las grandes riquezas naturales del país para comprar más armas y engrosar sus cuentas personales.
Por otro lado está la extrema docilidad o inocencia de la gente de este país. Se me hace muy extraño que pese a esta represión la gente sonríe continuamente y te intentan preguntar sobre tu país, ya que ellos carecen de información.
El Gobierno mantiene una conexión a internet ridiculamente lenta en todo el país y la gasolina se vende a precio de oro -¡1 Euro el litro!- para gentes cuyo salario medio ronda los 75 euros al mes.
El objetivo de todas estas trabas a la información y el desplazamiento de gentes está claro: limitar la contaminación a ideas del exterior y la movilidad para tener a la gente lo más controlada posible.
Los turistas o viajeros tenemos limitadas las zonas de visita, si te sales de ellas puedes tener serios problemas dependiendo con quien te encuentres.
Los precios que pagamos los extranjeros son realmente altos para el nivel de vida de aquí y el servicio que te ofrecen. Lo que más me molesta de esto es que ese dinero va en una grandisima parte para sustentar este gobierno. Es por ello por lo que muchos nos hemos cuestionado si venir o no a este país.
Mi intención es intentar contribuir lo mínimo a este sistema de recaudación. Para ello intentaré colarme en los templos, dormir en monasterios o en la calle si es necesario, siempre, por supuesto, que no comprometa la seguridad de los locales.
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