1/julio/2015. "Singapur
Singapur es otra de esas ciudades que tanto he oído desde pequeño, empezando por Willy Fog y la vuelta al mundo en 80 días hasta hoy considerándola un país /ciudad fuera de lo normal.
Aquí dicen que nadie tira papeles al suelo, que nadie escupe ni tira colillas de cigarros...
La razón es bien clara: Multa al canto!
Pedaleo por la ciudad haciendo unos 75 km en dos días. Me encuentro con una ciudad modelo. El tráfico es escaso y ordenado. La razón de esto es que comprarte un coche aquí supone una pasta. El precio triplica el valor de ese mismo coche en Europa y además tienen que pagar una "tasa" que viene a ser la misma cantidad que el valor del coche. Vamos que puedes pagar perfectamente 100.000$ por tener un cochecito. A esto hay que sumarle que cuando vas circulando por la ciudad muchas de las carreteras son de pago, y todo coche y moto tienen el aparatito correspondiente y te van cargando el importe automáticamente. Los parkings también suman a la recaudación y es que en Singapur, como me dijo un local de aquí, desde que te levantas y abres los ojos, comienzas a pagar...
Pero volviendo a la calle... los rascacielos en esta ciudad realmente llegan a cielo. Cada vez que miro hacia arriba mi mirada se pierde en las alturas. Me siento tán pequeño en esta urbe en la que viven 5.000.000 de autómatas.
Los jardines horizontales se entremezclan con los verticales que cubren algunas de la fachadas de las interminable torres en una espectacular armonía. De repente miras una torre de unos 75 pisos y ves en la parte de arriba o en medio de la torre un inmenso jardín colgante.
Sin duda Singapur es una ciudad para visitar al menos una vez en la vida.
Pero entre este montón de cemento y cristales me voy en busca de la vida en la calle.
Donde esta la gente?
Comiendo!!! Y es que aquí comer puede convertirse en la mayor atracción para el viajero. La gente se concentra en los famosos Hawkers o patios de comida. Donde encuentras varios puestos de comida en los que ofrecen una o dos especialidades. Puedes pedir en puestos diferentes y sentarte a comer en las mesas comunes. La ventaja de estos hawkers es que en cada puesto son auténticos especialistas en su plato.
Me paso tres días disfrutando de las alturas y las "bajuras " de Singapur, vuelvo a juntarme con el grupo que conocí hace unos días, me voy a cenar con ellos y a conocer la vida nocturna de esta urbe.
Al día siguiente recojo mis pertenencias, vuelvo a atravesar la ciudad y me monto en un ferry que en tan sólo 45 minutos me llevará a mi siguiente destino.
INDONESIA!!!!
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