lunes, 19 de octubre de 2015

Lombok y Sumbawa. Rumbo este...





15 julio 2015, Lombok, Indonesia

Menos explotada que su vecina Bali, Lombok es otra de las islas de los surfistas y donde el volcán Rinjani de 3724m destaca sobre toda la isla.

Nada más llegar, como ya era tarde, pedí asilo en una mezquita, donde fui aceptado sin problemas. Ya con el campo base buscado, me fui en busca de la cena. Encontré unos puestos de comida y cuando me disponía a pedir, llego Yadi, un chico local y me invito a su casa. Sin dudarlo volví a mi campo base, cogí la bici y me fui con mi nuevo amigo.

Pasé dos días con Yadi, conociendo el Lombok interior, testeando cocos con sus amigos y disfrutando de zonas donde probablemente nunca hayan visto a un bulé( como nos llaman a los turistas).

Me fui a Kuta Lombok en busca de olas y las encontré. Junto a Coco y Lope, dos azkoitiarras, disfrutamos de buenos días en points como Gurupuk, Mawi etc. 
Teniendo el Rinjani a tiro de piedra y habiendo oído tanto lo impresionante que era, nos propusimos conquistarlo por nuestra cuenta.

Alquilamos unas motos y pusimos rumbo al norte. Llegamos a Sumbalu, uno de los puntos de salida, compramos comida y a la mañana siguiente comenzamos a subirlo.




















7 de agosto de 2015, Sumbawa. Indonesia

Me han dicho que aquí comienza la aventura y en pocos kilómetros puedo comprobarlo. 
Llego a Sumbawa sobre las 16:00 y decido que por hoy ya es suficiente. Cambio de isla y me siento emocionado por descubrir cómo me irá aquí.

 Busco asilo, pregunto en una escuela y a pesar de que no comprendo lo que me dicen, entiendo que no puedo dormir allí. Pero me dan una alternativa. 

La acepto, la busco y me encuentro con una especie de almacén en obras. Como siempre, casi todo me sirve y aunque está sucio y hay gente poniendo el suelo de baldosas acepto de buena gana la oferta.

Cuando vuelvo de cenar el ultimo obrero que quedaba esperando mi llegada me proponen ir a dormir a su casa con su familia.

El cambio respecto a mi noche anterior es tremendo. Ayer en un hotel de lujo con masaje, piscina aérea y a 180€ la noche( aunque yo por supuesto no pagué gracias a mi proyecto de yoga y cycling around the world) y hoy durmiendo en la casa de madera de una familia con escasos recurso.

Cuando digo una casa básica, mucha gente del primer mundo no se podría hacer una idea de lo que eso significa.

Casa de tablones de madera, telas de araña por todos lados, la cocina es un fuego en la parte baja compartiendo espacio con gallinas, perros, gatos y alguna rata. El baño es un cubo donde te echas el agua por encima mientras tienes cuidado de no meter el pié en el agujero del retrete.

El gesto de esta humilde gente de invitarme a pasar a su casa y compartir conmigo lo po que tienen, tiene mucho más valor que el mejor hotel del mundo.


La siguiente noche la paso en una caseta de madera en la playa, donde una familia que trabajan en el chiringuito de al lado me han adoptado y nuevamente me hacen sentirme protegido.

 Dandome una almohada y una manta se marchan a su casa deseandome muy buenas noches( selamat tidur...).

A la mañana siguiente tras 20 km llego a la capital de la isla, Sumbawa Besar. Me vuelvo loco para buscar un lugar con WiFi donde conectarme y buscar información para mis siguientes destinos.

Natali, una chica local, se pasa tres horas ayudandome a buscar un dichoso WiFi. No es obsesión por buscar internet pero entiendo que si aquí no lo encuentro, difícilmente lo encontrare más adelante.

 Paso el día con ella y termino durmiendo en la iglesia a la que pertenece, en casa del pastor.

Por la mañana, la familia del pastor me obsequia con un suculento desayuno.
Antes de partir, estando yo todavía sentado me rodean y me dan la bendición. Dicen que el señor me protegerá por el resto de mi vida. Agradezco su gesto, su devoción y me despido con un caluroso abrazo. Otra familia que me dice que siempre seré bienvenido.


 10/08/2015. Ampang, Sumbawa.


107 km de entretenida carretera. Solitaria, discurriendo en muchos tramos en tres arrozales y cerca de la costa disfruto hasta que el viento vuelve a hacer de las suyas y me golpea nuevamente en la cara.

Ya llevo unos pocos miles de kilómetros viajando en bici e intento hacer memoria de las veces que lo he tenido a favor... debo tener mala memoria porque no recuerdo ni un sólo día.

 Ayer dormí protegido por el pastor de una iglesia cristiana. Hoy lo hago por el imán de una mezquita.

Da lo mismo musulmanes, budistas o católicos, todos me ha abierto sus puertas sin pedirme nada a cambio.

 22/agosto/2015 Lakey bleach, sumbawa, Indonesia.


Llevo ya 10 días en Lakey beach. Un lugar remoto en Sumbawa al que sólo llegan surfistas en busca de la ola perfecta. Debido a su lejanía y su competencia con Bali, Java, Sumatra y Lombok, esta bonita isla pasa desapercibida.

 Gracias a ello puedo disfrutar de la autentica Indonesia, donde el turista no es un dolar. Donde la gente te grita a pulmón abierto, Hello Misterrrrr!!!! 

Llego a Lakey beach y me enamoro de lo simple, de las olas y de la tranquilidad. Esto es sin duda lo que estaba buscando.

Me asiento aquí por una temporada, quizá dos semanas, quizá dos meses. Trabajo dando clases de yoga para poder mantenerme.

Mi día a día es simple. Me levanto a las 6 subo al tejado del hostal donde duermo( kurnia family) hago mi practica de yoga mientras amanece, desayuno, me voy a surfear, como, descanso, doy mi clase de yoga disfrutando del atardecer, hablo con la gente o simplemente leo, ceno, observo las estrellas y me voy a la cama pleno, feliz.


















13/Septiembre/ 2015 lakey, Sumbawa, Indonesia.


Despues de algo más de un mes en lakey bleach. Hoy tocaba extensión de visado. Para ello decido alquilar una moto y hacerme 7 horas de viaje hasta Sumbawa besar, donde intentaré tramitarlo.

Cuando llevaba unas 4 horas conduciendo mi suerte se truncó. He tenido un accidente.
He entrado a una curva mas rápido de lo que debía, he intentado frenar todo lo que he podido pero de frente venia otra moto y para evitar chocar con ella he tirado recto. He caído a un desnivel de unos 3 m. La moto ha quedado bastante dañada la parte delantera. Yo, gracias a que llevaba casco, he librado la cabeza pero me he hecho varias heridas por todo el lado izquierdo de mi cuerpo. Puedo ver el hueso de mi codo izquierdo y la sangre por todo mi brazo no me da mucho consuelo. Siento un fuerte dolor en mi rodilla izquierda que me hace temer lo peor. 

Me levanto como puedo y solo me digo por Dios que sea un sueño, que esto sólo sea un puto mal sueño. Busco la moto, parece que ha desaparecido pero esta a tan sólo tres metros de mi. 

La gente llega y se afana en ayudarme, me siento aturdido por el golpe, intento mantener la cabeza fría y valorar la situación. Es en estos momentos cuando realmente hay que sacar todo lo que he ido aprendiendo. Todo esta en nuestra mente, tengo que llevar yo el control de mi mente y no al revés. 

Me dicen que a dos km hay una clínica y decido ir hasta allí. Uno se ofrece para llevarme, otro lleva mi moto como puede ya que esta bastante dañada.

Cuando llego a la supuesta clínica me encuentro con una casa con dudosa higiene, no obstante no tengo otra alternativa. Me dejan betadine, una gasa por supuesto sin esterilizar y comienzo a curarme yo mismo. Los niños se amontonan para ver al bulé(turista) como se retuerce de dolor. Intento decirles por favor que salgan de la habitación y que dejen de reírse pero parece que no lo entienden así que continuo con mi trabajo. Para ellos soy la atracción del día.

Es hora de pensar que hacer.  Analizo las pocas opciones que tengo. Me dicen que en media hora pasa el bus local con dirección a Sumbawa Besar, ciudad donde me dirigía y donde hay un hospital.

Intento descansar un poco en una especie de camilla cuando me gritan: Míster míster!!! Bussss.

Montan la moto en la parte de atrás del autobús y yo, lastimado y observado por todos los locales, me subo a la tartana que me llevara en 4 horas a Sumbawa.

Gracias al analgésico que me han dado, parece que el dolor remite un poco y hasta puedo dar una pequeña cabezadita.

Recapacito sobre lo que ha pasado y me doy cuenta que no podre surfear en una temporada, ni hacer yoga, ni, ni ni... pero rápidamente cambio mi enfoque y con ello mi estado de animo. 

El accidente no ha sido nada para lo que podría haber pasado. Gracias a que llevaba casco, gracias a que no venia en ese momento nadie de frente, gracias a que no me estampe con un árbol, piedra o cualquier cosa, mucho por lo que dar las gracias.

A veces no podemos cambiar lo que es, pero si la actitud ante lo que es.
No podré surfear durante dos o tres semanas, pero podré vivir, espero por mucho tiempo.


domingo, 4 de octubre de 2015

El valor de una sonrisa

¿cuanto vale una sonrisa?

 Año y medio recorriendo Asia. Muchos países y muchas historias pero lo que más me alimenta son los miles de sonrisas que cada día me encuentro....

Reflexiono sobre el valor de una sonrisa. Dicen que activamos no sé cuantos músculos en la cara y que la hacen rejuvenecer, dicen que cuando reímos quemamos calorías... hay cientos de teorías de los beneficios de una sonrisa.

Después de haber viajado por muchos países he llegado a la conclusión de que la cantidad de sonrisas per capita es inversamente proporcional a la riqueza de un país.

Cuando en Europa cuesta ver una sonrisa verdadera, sincera desde dentro, en Asia es una constante. Paso por aldeas donde la gente vive en chabolas, donde la gente anda descalza, donde tienen que desplazarse a por agua muchos metros con los cubos en sus cabezas. Donde la electricidad es un lujo y donde el menú diario es arroz con un poco de verdura o pollo de antes de ayer. Pero sin embargo todos sonríen, todos absolutamente todos me gritan Hello Misterrrr!!! Como si les fuera la vida en ello.

No puedo mas que sonreír con ellos y observar lo que sucede en mi cuerpo.
Me hacen reír, sentirme feliz, lleno de energía.

Por desgracia pocas cosas quedan gratis en nuestro mundo, una de ellas es la sonrisa.

Sonríe cuando te mires al espejo, sonríe al que te cruces por la calle, provoca una sonrisa a tu amigo, familiar, compañero de trabajo o simplemente al que tengas enfrente. Le estarás dando el mejor regalo de su día.









sábado, 8 de agosto de 2015

Java, Los heroes del Ijen.


14/07/2015 Situbondo, Indonesia

Hace tres días sufrí como nunca en la subida al Volcán Bromo y juré y perjure que no volvería a subir una montaña en esta isla.

Hoy he cometido un error. Levantarme muy optimista!!

Son las 7 de la mañana y me propongo subir el volcán Ijen para ver las minas de azufre.
Pedaleo por Situbondo y me encuentro un grupete de cicloturistas que cuando me ven me llaman la atención. Me paro, hablamos y reímos y al poco rato continuo mi marcha, esta vez escoltado por mis nuevos amigos durante unos metros hasta que les cuento mis intenciones deportivas para el día de hoy y con una gran sonrisa y unas cuantas fotos hacen mutis por el foro.














Pronto comienzan las primeras rampas, por ahora son llevaderas. Me esperan unos 70 kilómetros de prácticamente subida.

Cuando llevo 35 kilómetros y ya un desgaste en el cuerpo más que notable, la cosa se pone mucho más seria. Llevo unos cuantos kilómetros arrepintiendome de la decisión valiente esta mañana.

Decido que mejor que empujar la bici eternamente, es coger un autobús y que haga por mi el trabajo sucio.

Acertada decisión pero con un error. Este autobús sólo me sube 20kilometros hasta Sempol. Disfruto de placentero viaje aunque vamos como en una lata de sardinas. Para mi esto es un bussines class.

 Me quedan más de 10km de auténtica tortura. Otra vez arrastrando la bici por unas cuestas imposibles. Intento hacer lo que puedo dando pedales pero llega un momento que las piernas dicen basta!.

Me encuentro a algunos mineros que bajan y me animan. Pienso el lo paradójico del asunto, yo sufriendo por perseguir un sueño y ellos sufriendo y dejando sus vidas por llevarse algo a la boca.

Hace un rato que pregunté cuanto quedaba y me digeron que tres kilómetros. He hecho cuatro y no veo el final.

Pregunto de nuevo y me vuelven a decir que tres. Me cuestiono si es el único numero que saben decir. Me acuerdo del que me dijo hace cuatro km que quedaban tres y sigo retorciendome en el asfalto.

No lloro porque he sudado tanto que hasta las lágrimas se me han agotado. Vuelvo a repetirme una y otra vez que nunca más. Ya veremos....
Pero todo sufrimiento tiene su fin y el mío llegó.

Monto la tienda de campaña y a las 8 a dormir. Me levantaré las 3 para ver el amanecer desde lo alto del volcán Ijen.

Suena el despertador y con la emoción de un niño en la noche de reyes, Me coloco el frontal y comienzo a caminar cuesta arriba.

Pronto veo un sin fin de frontales ascendiendo por el mismo camino. Son el resto de turista que vienen a hacer lo mismo que yo pero que seguro que el camino hasta aquí habrá sido más placentero.

Nos mezclamos con los mineros que suben por la misma cuesta pero con distinto objetivo.
Cuando te crees que lo has visto todo o mucho en esta vida llegas a este lugar. Describir lo que aquí se vive es muy complicado.

Por un lado decenas de turistas sacando fotos y recibiendo una lección de humildad, por otros lado la vida de estos héroes.

 Aquí se dejan literalmente sus vidas. 
Se levantan a las 2 de la mañana, cogen sus cestos y suben durante hora y media hasta el cráter. Descienden hasta el infierno, donde se encuentra el azufre, su oro, su pan.
El olor ahí abajo es, además de toxico, insoportable. Se colocan unas mascaras que son más de adorno que otra cosa. Se meten en la entrañas, donde el vapor de azufre sale con más fuerza y golpean con un pico hasta conseguir llenar la cesta.
Ahora toca subir la carga a hombros hasta lo alto del cráter. Media hora con entre 75 - 100 kg en sus espaldas, luego bajarlo montaña abajo durante otra hora y así dos veces al día.
 Todo esto para ganar 800 rupias por kg recolectado. Los cálculos son sencillos. 8€ al día por dejar su vida en este infierno.

Lo más sorprendente de esta historia es que entre todos estos auténticos luchadores, estamos los occidentales observando su durisimo trabajo, sacando fotos y ellos sonriéndonos y animando nos a sacarles fotos.









Cuánto nos queda por aprender lo dura que puede ser la vida y sobre todo que por dura que sea podemos seguir sonriendo cada día.

 Recomiendo a la gente que en vez deponer en el escritorio del ordenador una foto de una playa paradisíaca y que te recuerde cada día lo desdichado que eres, coloque una foto de estos supervivientes, de estos luchadores y recuerdes lo afortunado que eres. Eso si, que no la vea tu jefe no sea que se le ocurra convertirte en uno de ellos.



15/07/2015. Bye bye Java.
Abandono Java dejando atrás el terrible trafico que me ha perseguido cada día. Donde he temido en alguna ocasión por mi vida. Dejo atrás esos días de sufrimiento subiendo al volcán Bromo y al Ijne, sus vistas y sobre todo sus héroes, los mineros. Dejo atrás cientos de sonrisas y cientos de : Hello Misterrrrr!!!

Toca cambio de isla, me voy a Bali, la isla de los turistas, de los templos hindúes, del exotismo, de la fiesta, del sol, de la arena y de las OLAS con mayúsculas.

Me propongo hacer la costa norte, escapando de las masas de turistas que vienen a gastar sus dolares e intentar adentrarme en la vida local, en sus casas y en sus vidas por unas horas...



Bali, no sólo surf y fiesta...



 Bali es la isla conquistada por los turistas. La mezcla de olas, playas hermosas, cultura hindú y fiesta hace que miles de turistas pasen por aquí cada año.
Yo me propuse atravesarla por el norte, menos explotada.
Me encontré con gente sonriente y amable donde desde el primer día fui acojido en casas particulares. Familias con pocos recursos que no dudaron en brindarme un hueco para dormir. 

Dormí con una familia muy pobre, en la cama de 90cm con el patriarca, dormí en una escuela, donde la familia que la cuidaba me dieron de todo y me sentí como en casa. Me llevaron a su templo a rezar y pude disfrutar con
 ellos del hidul fitri(fiesta del ultimo día de ramadán) que coincidía con una fiesta hindú. 
La calle estaba llena de gente celebrando cada uno su fiesta.

Hice snorkel en la zona de Amed. Unos de los mejores snorkel que he hecho. Y continúe rumbo al este hasta llegar a Padang bai, donde como cogí el ferry que me llevo a Lombok.












Donde el templo es más grande que la propia casa...





Bye bye Bali