En el bus íbamos toda clase de gente, viajeros, lamas, gente local y hasta dos borrachos en el asiento de alado. Eran las 2 de la mañana cuando cogimos el bus y los dos borrachines estaban en la cresta de su ola, pero con una mirada de mala leche y un por favor queremos dormir, fue suficiente por unas horas para que nos dejaran dormir o al menos intentarlo.
17 horas en un minibus por la segunda carretera, por llamarla de alguna forma, más peligrosa del mundo. El paisaje es realmente increíble, pero mirar por la ventana y ver un precipicio de cientos de metros de caida por una pista en la que difícilmente entran dos coches, te hace tragar saliva y te pone los huevillos de corbata.
El acceso a Leh por tierra sólo es posible durante durante 4 meses al año, luego la carretera se bloquea por la nieve, desprendimientos etc, hasta el siguiente junio que la vuelven a reconstruir.
Estar en Leh es como estar en el Tibet, los paisajes, templos, construcciones y la gente son completamente tibetanos. Sólo hay una diferencia y es que un porcentaje de la población son musulmanes. Las mezquitas y los monasterios budistas conviven en una perfecta armonía. Es un punto estar viendo un monasterio budista y a la vez escuchar de fondo los altavoces de las mezquitas cómo el Iman llama a los suyos a la oración.
Recorremos parte del valle de Ladakh en moto visitando aldeas y monasterios. Viajar por estas montañas y valles es una autentica gozada, te sientes completamente libre.
Realmente parece que estamos en el Tibet. Paisaje árido, monasterios enclavados en lo alto de las colinas, pequeños lamas correteando al rededor de los templos, los que serán su hogar de por vida, pueblos y aldeas donde durante unos meses parece que hay vida pero que llegado finales de septiembre, cuando aparecen las primeras nieves, se convierten en aldeas fantasmas ya que nadie quiere enfrentarse a las bajas temperaturas. -25 o -35 son cifras para ellos no muy extrañas. Es entonces cuando se meten en sus casas, con suelos de moqueta con dibujos de flores un poquito pasadas de moda para el gusto occidental, y junto a la estufa colocada en el medio de la estancia que hace a la vez de cocina, dormitorio y sala, pasan las horas la familia a modo de hibernación. Esperan con calma el próximo junio cuando pasadas las nieves, el ejército vuelva a reconstruir la carretera y comience otra vez para ellos la vida exterior, la época de siembra y recolecta, la época en la que los pocos turistas que pasan por la zona dejen sus dolares.
Llega el momento de hacer un trecking, que es una de las razones por las que hemos venido a esta zona. La opción que elegimos es rodear la cordillera del Stock. La primera parte del trecking seguimos la ruta del Markha valley.
Un trecking de unos 7 días por unos paisajes increíbles, haciendo pasos de montaña a 5000 m pasando por cañones, pequeñas aldeas y durmiendo cada noche bajo millones de estrellas que a esa altitud y gracias a la poca contaminación lumínica parecen estar al alcance de la mano. Es imposible no quedarte cada noche atontado mirando ese manto de puntitos y estrellas fugaces absolutamente increible.
Este trecking al igual que todos los que he hecho hasta ahora lo hacemos de forma autónoma, sin guías ni porteadores ni mulas. Lo que implica llevar mucho más peso en la mochila. Tienda de campaña, hornillo, queroseno de reserva, comida para muchos días, saco, esterilla y ropa de recambio viajarán con nosotros de forma inseparable.
Cuando el trecking del Markha valley finaliza y la pista te lleva de vuelta a la civilización, nosotros giramos a la izquierda y decidimos no dar por concluida la aventura. Preguntamos a la gente local y guías que nos hemos ido encontrando a ver si es posible, si existe pista que nos lleve al punto de partida, cerrando así la vuelta a la cordillera.
Nos dicen que es posible pero que no encontraremos ni una sola aldea en varios días. No hay problema, a comprar paquetes de noodles que es lo que menos pesa y emprendemos la marcha!!!
La primera noche la pasamos con unos pastores nómadas. Pasamos la tarde con ellos, nos dan leche de yack recién ordeñada, queso y lo poco que tienen no vacílan en compartirlo con nosotros.
La orientación no se hace difícil porque siempre tenemos a nuestra izquierda la cordillera del Stock como referencia.
Seguimos haciendo pasos de montaña y compartiendo tés con los pocos pastores que suben hasta aquí durante tres meses al año, abandonando sus hogares y convirtiéndose en nómadas temporales.
Ver a toda esta gente te hace reflexionar y plantearte de verdad cuáles son las necesidades básicas. No tienen prácticamente nada. Duermen el chabolas de piedra, el agua la recogen de algún arrollo cercano, por supuesto de electricidad ni hablamos. Se alimentan a base de queso, té y muy poquito más y sin embargo no dejan de sonreír y tratan de explicarte todo.
No dejo de pensar lo contaminados que estamos en occidente por el consumismo y lo que nos han vendido que es básico en nuestras vidas.
Después de varios días rodeando esta impresionante cordillera no podíamos abandonarla sin intentar subir el monte que le da su nombre, así que otra vez más en vez de poner rumbo a la civilización nos dirigimos al campo base del Stock Kangri (6145m).
Llegamos al campo base y nos encontramos con una tienda de campaña a lo grande que hace las veces de "restaurante". Como llevabamos muchos días alimentando nos a base de noodles, ver delante de mis ojos la posibilidad de comer arroz de forma ilimitada, pues hizo salir de mis entrañas el glotón que llevo dentro.
Tres platazos de arroz fueron los que cayeron. La falta de costumbre de comer tanto, junto con la altitud ( a 5000m metros regla fundamental: comer poquito ligero y despacio) me provocaron una indigestión de caballo que me tuvo toda la tarde vomitando y tirado en la tienda de campaña.
Como todos habían notado mi ausencia ( yo muy fanfarrón llegue diciendo que me comería todo lo que me pusieran delante) me levante diciendo.... es posible otro plato de arroz???
Ya recuperado de mi glotonería, preparamos todo el equipo ( crampones, piolets, etc...) para intenterar hacer cumbre.
A las 12 de la noche abrimos la tienda de campaña, el cielo estaba completamente despejado, soplaba un ligero viento y la temperatura rondaba los 0 grados. Por lo tanto las condiciones eran las buenas, no había tiempo que esperar.
Comenzamos a caminar cerca de la 1:00, después de un té calentito y unas galletas. A lo lejos se veían los frontales de algún grupo que había comenzado probablemente una hora antes, así que sólo teníamos que seguirles.
A partir de 5000m debido a la falta de oxigeno, caminar se hace pesado. Pero la emoción del momento, ir completamente de noche, con el frontal alumbrando a pocos metros, completamente concentrado, jadeando, echando baho por la boca, te hace sentirte como que estas en un maravilloso sueño.
Tras un par de horas de continua subida, primeramente por una pequeña pista limpia y luego entre rocas, llegamos a la zona del glaciar, donde los crampones y piolets son necesarios.
Nos colocamos todo el material, comemos una chocolatina y emprendemos la siguiente parte de la ascensión. A pocos metros a la izquierda vemos un guía con una inglesa que habíamos hablado la noche anterior. Unos 300 m a la derecha otro grupo de unas 12 personas, siguen la ruta por la derecha. Dado que teníamos al guía y la inglesa más cerca, decidimos seguir la vía de la izquierda detrás de ellos.
La pared va ganado inclinación, pasando ya de los 50 grados. Hay que ir despacio asegurando cada paso y ayudandote con el piolet. A unos 50m tenemos a la pareja guia-inglesa y allá al fondo muy arriba el cresterio que tenemos que alcanzar para luego girar a la derecha.
Todavía es de noche, cada paso hay que sufrirlo, pero las sensaciones son realmente buenas.
De repente oigo un chillido, levanto la cabeza y a lo lejos veo como algo baja muy rápido por el hielo hacia nosotros. Al principio creo que es una mochila, pero me doy cuenta que es la inglesa que se ha desprendido y cae rápido. Justo me da tiempo a asegurar bien los crampones y clavar el piolet cuando llega a nuestra altura. Consigo agarrarla para evitar su caída por la vía de hielo. Esta muy aturdida, no sabe lo que ha pasado, supongo que el cansancio y el susto que se ha dado le han probocado este estado. Todo queda en un susto después de un momento de tensión.
El guía decide que tienen que bajar, por que ella no esta en condiciones ya de afrontar la montaña pero antes nos de unas indicaciones por donde deberíamos atacar a la cumbre.
Comienza a amanecer, el paisaje es sobrecogedor la montaña esta preciosa y me vuelve a la cabeza lo que ha pasado a tan sólo unos minutos. Qué cerca está la línea entre la vida y la muerte, es casualidad que escogieramos la vía de la izquierda cuando la gran mayoría iba por la derecha, o es el destino...
Ya con el sol pegando fuerte llegamos a la ultima parte, sólo quedan un par de horas para nuestra pequeña o gran conquista. El hielo comienza a derretirse y caminar todavía se hace mucho más complicado, pero poco a poco vamos ganando metros a la vez que también ganamos confianza viendo la cumbre cada vez más cerca.
La ultima hora de subida se realiza entre roca así que las botas rígidas y crampones ya no son necesarias. Vuelta a las zapatillas de trecking!!! Después de varias hora con esas botas pesadas se agradece la comodidad del calzado ligero.
Meto la botas y demás equipo en la mochila y ya con las zapatillas puestas me vengo arriba y salgo prácticamente corriendo. Tonto de mi, esa euforia me dura 10 metros, después empiezo a respirar como un fumador de tres paquetes diarios.
Vuelvo a recuperar el paso adecuado a los 6000 m en los que nos encontramos y pasados unos minutos nos encontramos con cientos de banderas de oración. Lo hemos conseguido, 31 de agosto de 2014 a las 8 am estamos en el Stock Kangri, a 6138 m sobre el nivel del mar. Muy felices de haber logrado este pequeño o gran rato. Las vistas desde la cima son increíbles, podría pasarme arriba toda una vida.
La bajada con la nieve derretida a pesar de ser larga es muy divertida y voy dando saltitos como un niño con zapatos nuevos.
Total han sido 12 intensas horas non stop pero que con creces ha merecido la pena.
Todavía nos quedan dos días de trecking perdiendo altura hasta llegar a la aldea de Stock , donde volveremos a ver coches y civilización despues de dos semanas por las montañas de Ladakh.
Tres días de descanso y disfrute en Leh y a pensar en nuestro siguiente destino. Nos dirigimos a Kashmir, años de disputas entre hindúes y pakistaníes por una tierra rica y deseada por ambos.